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Oscar Perea-Rodriguez deposited «Quebrantar la jura de mis abuelos»: los conversos en los primeros cancioneros castellanos medievales (1396-1454) in the group
Late Medieval History on Humanities Commons 4 months, 2 weeks ago
No por ser una cita conocida, casi canónica, hay que dejar de mencionar que en la descripción inicial realizada por Miguel de Cervantes de su ingenioso protagonista, buena parte de la cualidad de hidalguía que adornaba al bueno de Alonso Quijano viene precisamente implícita en un régimen dietético que constaba de una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos… (Quijote 1, 1) Dejando al margen que las dos primeras referencias a una dieta frugal se hagan tal vez para enfatizar la pobreza del hidalgo manchego, lo que llama poderosamente la atención es que Cervantes no enumere el recorrido dietético semanal en orden, esto es, viernes, sábado y domingo, sino que comience con los sábados, indicando además que el menú de ese día estaba compuesto de duelos y quebrantos. La bibliografía sobre el enigma semántico que todavía hoy presenta esta expresión culinaria es muy amplia, desde que María Goyri (1915) se hiciera eco de las teorías de Alfred Morel-Fatio y de Rufino Cuervo, plasmadas en un artículo del primero (1915). Por este misterio han circulado desde el mismísimo Américo Castro (1966) a estudiosos de la religiosidad cervantina (Muñoz Iglesias 1989: 209-211), pasando por pulidos cervantistas de todas las épocas, como Rodríguez Marín (1949), Fernández Nieto (2007) y, muy recientemente, Navarro Durán (2010).