• En el bien conocido Romance de Durandarte (ID 0882, 11CG-465 fol. 137r: “Durandarte, Durandarte”)2, una de las más famosas y bien estudiadas piezas de nuestro romancero medieval (Dumanoir), su anónimo autor se atrevió a poner una amarga queja en boca de la dama declamante de los versos. Antes servida y amada mas ahora despechada, nuestra quejumbrosa dueña reclama una urgente aclaración a su antiguo enamorado. La tensión narrativa se establece en los motivos que llevaron a Durandarte a aparentar que no conocía a la dama en el momento en que ambos se reencontraron:

    Durandarte, Durandarte,
    buen cavallero provado,
    yo te ruego que hablemos
    en aquel tiempo passado,
    y dime si se te acuerda
    quando fuste enamorado,
    quando en galas y envinciones
    publicavas tu cuidado,
    quando venciste a los moros
    en campo por mí aplazado.
    Agora, desconoscido,
    di, ¿por qué me has olvidado? (11CG f. 137r)